martes, febrero 28, 2012

Sardinas los lunes

Está claro lo que dijo Ortega "yo soy yo y mi circusntancia". Lo que no tengo tan claro son mis propios mecanismos para cambiar esa circunstancia.

Dos ejemplos:

1) Anoche tuve que salir a una farmacia de guardia a las diez y media de la noche. En otro momento, me habría preocupado, o me habría molestado por tener que salir cuando ya estaba en pijama.

No me molestó en absoluto. Pero es no lo que más gracia me hizo. Al salir al rellano, me invadió un fuerte olor a sardinas. Me pregunté que a quién se le ocurriría asar sardinas en un piso un lunes por la noche. La primera reacción que tuve fue de ligera indignación.  No llegaría a ni a eso. Fue un "manda huevos" mental. Pero luego, lo pensé y me hizo reir. Me imaginé a ese pobre hombre que llega a casa y de cena tiene sardinas. Si es un fan de las sardinas, está de suerte. Si las odia, creía que su lunes terminaría al llegar a casa y le esperaba lo peor.

En todo caso, la situación me hizo gracia. Y me fui riendo camino de la farmacia. Soy así de cretinín.

2) Esta mañana, una compañera ha venido exaltada porque le faltaba algo, quejándose de "los jefes". He escuchado. He hecho dos preguntas. Y se ha tranquilizado. En otro momento me habría puesto a la cabeza de la manifestación. Ahora he relativizado el tema.

Me sorprendo. No creo que sea madurez. Espero que tampoco sea indiferencia. No sé lo que me pasa. Pero no controlo muy bien. Simplemente trato de relativizarlo todo. No calentarme con cosas mundanas.

¿Estaré acercándome a mi esperado estado ZEN?

Sea como sea, pondré flores. Que aunque alérgico perdido, adoro la primavera mil veces más que el otoño.

Hoy margaritas.

Un abrazo
Cacheche

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