miércoles, marzo 04, 2009

Sonrisas al anochecer

"- Tienes que dejar esta vida Rosario
- Lo sé, lo sé. Pero si es la vida la que no me deja a mi"

Rosario Tijeras

Cuanto más trabajo más ganas me entran de salir. Y estoy currando mucho últimamente. Estoy apretando el acelerador. Tanto que cuando llego a casa la rutina me lleva a encender la tele, como hoy.

Cuando no, me voy de marcha, de tapas, a ver un partido, a una cena a casa de Don Manuel.

La semana pasada batí todos mis ¿récords? al dormir con la chupa de la moto puesta y llamar a la ofi para decir que llego tarde y llamar cariño a quien no debo...

El sábado probé el helio. No sé si tiene efectos secundarios. Como poco un ataque de risa escuchar a Santa Sol que parecía Betty Boo. O tía Esther que parecía la abeja Maya.

Además me encontré con uno de mis profes favoritos de la carrera y me hizo mucha ilusión. La gente grande es grande siempre.

Me acuerdo cuando salimos alguna vez con toda la clase y él se quejaba: "No me puedo quedar. Dentro de media hora dos niños se despiertan y van a buscar a su padre. Y tiene que estar su padre". Qué tío.

Me acuerdo de la última clase magistral que nos dio. Equilibrio trabajo persona. Que no lo olvidáramos.

Hoy me ido moscatel del curre y he llegado a casa entre cabreado y triste. Cabreado porque estoy dándolo todo y siento que mi directora no lo valora. Trabajo para mi y no quiero ser un pelota. Pero no me gusta que duden de mi. Como a nadie. Triste porque no he sido capaz de dejar eso en la moto. Me he dado cuenta de que prácticamente no me he reído entre las cuatro y las nueve.

Cinco horas sin sonreir son un timo. Seguro que he envejecido el doble.

Menos mal que al final -en casa- he conseguido sonreir. Y luego otra vez. Parezco bizcochito. Me voy a poner terapia de "no más de dos horas sin sonreir".

Me voy a la cama. Me acuerdo de las dibus. Y ya puedo dormir tranquilo.

Un abrazo
Cacheche

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