"Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
—Ahí va la loca soñando
..."
Rosalía de Castro
Me he puesto en plan jardinero.
"Del móvil" quiere ser "del huerto".
Ahora que empieza el buen tiempo y que sigo con el impulso de los buenos propósitos, voy a entregarme a la horticultura.
El sábado compramos semillas de cebolla y de guindilla. Me gusta el picante, siempre.
Además, unas macetas. Tierra que tenía en un armario. Y ganas de probarme.
Semillas para parar un tren. Agua para parar dos. Conocimientos como los que cualquiera de vosotros podéis tener sobre los últimos avances la física cuántica aplicada a los semiconductores. Domi, tú no cuentas, que eres un pedorro y seguro que sabes algo.
La maceta está en la ventana del salón, por fuera. Dentro tierra de macetas con sus embriones de cebollita. Las semillas son como hijitos. Enterrados uno o dos centímetros más abajo de lo recomendado, los que salgan serán unos verdaderos luchadores de la vida. Gente que tampoco la entiende mucho la vida, pero que se lo curra.
Este finde he leído a Monterroso. Una especie de diario llamado "la letra e".
El sol de san esteban, los paseos en barca, las parrilladas al sol y las siestas hacen que te plantees qué hay que hacer para tener más de eso.
Vuelta a Madrid. Es una ciudad perfecta. Pero a veces cansa. Hoy quiero ser un agricultor de mi propio minifundio ¿Alguien quiere cebollas? En verano hay. Me lo han dicho ellas mismas.
Un abrazo
Cacheche
PS: 'Me' y mi granjero que llevo dentro
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