Mujer de granjero arrendatario en Alabama. Años 30
Lo malo de hacer un ramadán es que se termina.
El viernes comida de equipo. Luego unas cañas en mi casa. Pizzas, cañas y peli. Me quedo dormido.
Algunos viernes, llego tan cansado de la semana que lo único que quiero es dormir.
El sábado todo ha ido muy bien. Me he levantado con una extraña sonrisa. He soñado con un cerdo salchicha. Era recién nacido y no sé muy bien cómo había llegado a mis manos. Era muy mono. Lo llevaba a casa de un amigo que cuidaba cerdos pero me décía que era de otra raza y que no lo podía mezclar con sus cerdos.
Yo le decía al pobre cerdo salchicha que era alargado de cojones el jodío, que conmigo iba a llevar mala vida. Y me lo dejaba olvidado en la guantera del coche.
No he querido mirar el significado en la cábala porque la lío seguro.
Por la mañana he ido a ver una exposición de fotografía de Walker Evans. Después a La Latina de aperitivos. He conocido a Patricia y a Davide. Una gente encantadora. Y luego a Chez Pedro a seguir con la inercia mojital del Delic.
Mi angel de la guarda, su señora y la santa de Beatrikiss me traen a casa después de echarnos mil risas, bailar en el salón con Amayín Amayán y reiventar el concepto de mojito con la versión catalana.
Me despierto a las cuatro y media y, tras un ibuprofeno y varios intentos, no hay quien se duerma. Bandacitos duerme como un ceporro. Y yo tengo ganas de más bailes.
Me acuerdo de mi cerdo salchicha y pienso en su letargo guanteril. No hay nada peor que ser tan especial.
La ciudad duerme. A ver si yo también.
un abrazo
Cacheche
PS: Dedicado a todas las personas con luz en la mirada. Incluido mi querido cerdo salchicha
Lo malo de hacer un ramadán es que se termina.
El viernes comida de equipo. Luego unas cañas en mi casa. Pizzas, cañas y peli. Me quedo dormido.
Algunos viernes, llego tan cansado de la semana que lo único que quiero es dormir.
El sábado todo ha ido muy bien. Me he levantado con una extraña sonrisa. He soñado con un cerdo salchicha. Era recién nacido y no sé muy bien cómo había llegado a mis manos. Era muy mono. Lo llevaba a casa de un amigo que cuidaba cerdos pero me décía que era de otra raza y que no lo podía mezclar con sus cerdos.
Yo le decía al pobre cerdo salchicha que era alargado de cojones el jodío, que conmigo iba a llevar mala vida. Y me lo dejaba olvidado en la guantera del coche.
No he querido mirar el significado en la cábala porque la lío seguro.
Por la mañana he ido a ver una exposición de fotografía de Walker Evans. Después a La Latina de aperitivos. He conocido a Patricia y a Davide. Una gente encantadora. Y luego a Chez Pedro a seguir con la inercia mojital del Delic.
Mi angel de la guarda, su señora y la santa de Beatrikiss me traen a casa después de echarnos mil risas, bailar en el salón con Amayín Amayán y reiventar el concepto de mojito con la versión catalana.
Me despierto a las cuatro y media y, tras un ibuprofeno y varios intentos, no hay quien se duerma. Bandacitos duerme como un ceporro. Y yo tengo ganas de más bailes.
Me acuerdo de mi cerdo salchicha y pienso en su letargo guanteril. No hay nada peor que ser tan especial.
La ciudad duerme. A ver si yo también.
un abrazo
Cacheche
PS: Dedicado a todas las personas con luz en la mirada. Incluido mi querido cerdo salchicha
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