viernes, noviembre 23, 2007

Cabo de Hornos


“Soy el albatros que te espera en el final del mundo. Soy el alma olvidada de los marinos muertos que cruzaron el Cabo de Hornos desde todos los mares de la tierra. Pero ellos no murieron en las furiosas olas. Hoy vuelan en mis alas, hacia la eternidad, en la última grieta de los vientos antárticos".

Es el texto que la cofradía de Marinos de Chile tiene grabado en un monumento en Cabo de Hornos. Pertenece a una poetisa que se llama Sara Vial.

Dicen que para ser un buen marino, un marino de verdad, hay que pasar el Cabo de Hornos. Por extensión, mi cabo de hornos es la fase más baja de una racha mala. La parte que te rompe el alma. Tocar fondo. Donde te la juegas. Una vez la pasas, la vida vuelve a acercarse a la armonía.

El miércoles celebré mi último paso por Cabo de Hornos con mis guardaespaldas emocionales en mi casa. Una botella de waltraut, unas tapas y muchas risas. Un brindis porque la vida vuelve poco a poco a su cauce con la diferencia de que esta vez estoy de verdad en medio del desierto.

Hay un punto de melancolía por la ilusión perdida. Hay un punto de miedo, por entrar en el juego de las siete sillas y acostumbrarme. Hay un punto de esperanza porque aún no me he convertido en un golfo total, un cínico y un capullo.

Además, hay una sonrisa estúpida en mi cara porque pasan cosas graciosas en mi vida. Anoche estuve en el concierto de Facto de la Fe. Tenía muchas ganas de verlos y no me defraudaron. Conocí a gente nueva e interesante. Y me reí mucho. Puede que sea fachada, pero se contagia cuerpo adentro. Me acuerdo de Bizcochito de Ally McBeal. Y me vuelvo a reír. Me encanta ese tío. Me gustaría ser un híbrido entre Joey de Friends, de Bizcochito, de mi padre y de mi ahijado. De momento sólo soy Cacheche. A lo mejor algún día alguien dirá…. “Papá, yo quiero ser como tú”. Ese día espero llevar unos pañales de mi talla a mano o algo así.

Creo que es bueno tener referencias. No copiar a alguien. Pero si saber que tienes identificadas las cosas que te gustan de los demás. Gente fácil, agradable y, en cierta medida, accesible. Y es divertido pensar a quién te pareces. Mi última ilusión se parecía a Barbra Streisand: Guapa, ojos azules, buena nariz, bajita, encantadora y con mucho genio y poca paciencia. La anterior, podría ser hermana de Rafa Nadal, pero con un cuerpazo y mucho más simpática que él. Yo me parezco a alguien muchísimo. Pero no le conozco. Me ha pasado varias veces que alguien llega y dice que me conoce. Será de las noches locas, del alzheimer o que tengo un doble por los madriles…

Por lo menos de personalidad (e"inteligencia natural"), mi ídolo se acerca más a Joey
¿Has pensado alguna vez a quién te pareces tú?

En fin, que ya está cediendo el Cabo de Hornos. Las olas caen sobre la cubierta. Me agarro con uñas y dientes a lo todo lo que puedo y rezo todo lo que conozco de varias religiones... Pienso que ya lo has pasado otras veces. Eso te ayuda a tranquilizarte y te reta. La tripulación está ahí, el barco cruje pero no zozobra. Y un buen día, de repente, te encuentras en un concierto de Facto de la Fe gritando “Dale Gas”. La mar en calma, el corazón sigue algo alterado, pero ya puedes respirar un poco más tranquilo.

Ves pasar un albatros, aprietas los puños y cierras los ojos.

Después escuchas "Clocks" con Coldplay y Buenavista Social Club, en el coche. Volumen 20. La sonrisa, sale sola.
un abrazo
Cacheche

PS1:¿Las chicas de 18 años no se deberían ir a la cama a las 12? No sé si a dormir o a otra cosa, pero es un palo encontrártelas por ahí. Casi me da un infarto.

PS2: Mi directora me ha dicho hoy que estoy muy guapo. Debe de ser la resaca que me hace parecer interesante… ;-) A ver si me asciende y deja de decirme piropos. Corrijo. A ver si tengo más tiempo libre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por un algún lado he leído que los que tenían el honor de doblar el Cabo de Hornos eran llamados "Caborneros". Y de hecho me suena haber escuchado este vocablo convertido en apellido actualmente. Honorable apellido sin duda!