"Conoces lo que tu vocación pesa en ti. Y si la traicionas, es a ti a quien desfiguras; pero sabes que tu verdad se hará lentamente, porque es nacimiento de árbol y no hallazgo de una fórmula"
Antoine de Saint-Exupery
Uno de los momentos en los que recuerdo que me enamoré de Les Luthiers fue con el monólogo de “yo qué sé”.
No voy a decir nada nuevo sobre Les Luthiers. Simplemente que, a título personal (quiero decir que no hablo en nombre de la ONU ni como presidente de Colombia ni como el primero hombre que pisó la Luna), los considero uno más de los motivos por los que vivir. Uno de los millones de motivos.
No obstante, la última vez que vinieron fui a verlos con David. Nos reímos muchísimo. Pero no tanto como las primeras veces. Y esta vez, que han vuelto a Madrid, me he dado mus. Y eso que me han dicho que está muy bien.
Yo qué sé.
Me he levantado y me he puesto a leer un blog sobre cine y guiones que me ha parecido muy interesante: Guionista en Chamberí
Desde hace varios meses me pregunto si estoy haciendo lo que realmente sé hacer. Alguna vez he escrito sobre un libro que se llama “Abierto 24 horas” (creo) y que trata sobre cómo ha cambiado la forma de trabajar en los últimos tiempos. Todo es mucho más rápido. La autora del libro explica el concepto de tres ocupaciones: una que paga la hipoteca, una que también da ingresos y gusta más pero es menos estable y otra tercera que no genera ingresos pero es lo que nos llena.
Trabajar en una multinacional te da (o te daba hasta ahora) una seguridad como para pensar que eso no cambiará si tú no lo haces. Un encuentro casual, un incendio, un robo o perderse en una ciudad te pueden hacer vivir nuevas situaciones.
En ciertos trabajos, salvo que seas vago, paquete o chorizo, puedes pensar que te jubilarás allí. Eso te hace volverte comodón. Como me pasa a mi. “Mucho li li li y poco la la la” que diría mi hermana Belush. O ser un teórico que diría Z1 y cada vez más gente que lee este pequeño y exhibicionista diario de mi cabeza.
El caso es que leyendo el blog de Daniel Castro, me he dado cuenta de que no sé ni siquiera de qué sé yo algo ¿De economía? ¿De marketing? ¿de fútbol? ¿de divertirme?
En mi mentalidad infantil y pretenciosamente cinematográfica se me ha ocurrido hacer tres listas: Avanzado, medio, básico.
Es una lista que no se puede poner alegremente. Hay que pensarla bien. Voy a empezarla hoy y veré si soy objetivo conmigo mismo. Para empezar pongo una cosa en cada grupo. Ya estoy pensando en cruzarlo con unas abcisas que demuestren algo. Hijo estás fatal.
Avanzado: Creatividad (olé, así en genérico)
Medio: Cuidar a una novia (se me da mejor cuidar a mis sobrinos)
Básico: Saber lo qué quiero hacer con mi vida (toc, toc ¿quién es? Soy la crisis de los 40)
Ups ¿me he ido a conceptos demasiado teóricos? Bueno, voy a ir escribiéndolos y a ver cuáles salen. Seguiré informando.
Un abrazo
Cacheche
PS: Me voy a duchar que se acerca la hora del aperitivo y estoy donette en mano escuchando Tribalistas, en pijama. Manolo está sobando. Si no le conociera pensaría que ha palmado. Qué crack, qué manera de dormir.
Tribalistas Velha Infancia
domingo, marzo 21, 2010
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