"La mayoría de las gaviotas no se molesta en aprender sino las normas de vuelo más elementales: como ir y volver entre playa y comida. Para la mayoría de las gaviotas, no es volar lo que importa, sino comer. Para esta gaviota, sin embargo, no era comer lo que le importaba, sino volar. Más que nada en el mundo, Juan Salvador Gaviota amaba volar".
Richard Bach
Domingo por la noche. Una semana muy intensa.
Aparte de las dos horas de rehabilitación diaria y los ejercicios, esta semana la médico me ha quitado ya la rodillera ‘Forrest’ y he empezado a hacer bici estática (con el sillín bien alto). Por casa camino cojeando sin muletas. Ayer bajé a arrancar la moto y di dos vueltas dentro del parking (ala qué mayor ¿no?). Y hoy he movido el coche para ver qué tal conducía y muy bien (conduzco igual de mal que antes de la operación).
La fisio me ha dicho que ya podía probar. No hago nada sin su permiso. A este paso voy a acabar pidiendo permiso para todo. Pero me han dicho por activa y por pasiva que me lo tome con calma.
Espero volver a currar a la vuelta de Semana Santa, que ya me vale. Ya casi ni escribo con el boli.
Por lo demás, una semana de más actividad social. Creo que incluso me he pasado. No tengo término medio. O soy un monje o estoy todo el día por ahí.
Esta semana me ha ocurrido algo especial. He sentido que la sensatez, a veces me sale. No os creáis, no ha sido mucho tiempo ni tampoco algo importante. Pero me he sentido un tipo digno hijo de mis padres.
En esta misma semana he hecho cosas también para ser digno padre de mi destino. Es decir, mis locuras habituales fruto de una inmadurez largamente macerada en mi ausencia de compromiso con el planeta.
Ahora miro esa gota de sensatez como una señal. Algo que me va dando la pauta. Un rayo de luz.
Me he reído mucho esta semana. Incluso hoy, día Domingo de Ramos en que el atleti ha vuelto a palmar en ese psiquiátrico reconvertido en museo de las vanidades que llaman Bernabéu.
Ahora estoy en la cama. He dormido 4 horas y estoy que me caigo. Mañana empieza todo. Otra semana que espera que esa mesura vuelva a mi vida sin perder la gracia que me hace ser lo que soy. No quiero ser gris. Pero tan-tan colorido, no sé.
Me he dado cuenta de que soy feliz con poco. Un aperitivo al sol, que se hace comida, en los barris, con un periódico, conmigo mismo y mi mecanismo. Bendita soledad la elegida. Y benditas las cosas buenas.
El G3 que a veces es de cuatro. Las películas. Ser un paquete jugando al poker. Los desayunos chuflas. Ver a mi médico contenta con mi rodilla. Hacer un recopilatorio de música. El atleti. El cambio de hora. Una de cal y una de arena. El sol. Sol. La operación de Pedro que salió ok. I tunes. Los besos. Conocer a gente nueva. La cena del G7. Poder dar gracias. Las risas. Tú. Unas gotas de sensatez. Un poco de esencia para sentir que la vida, como siempre, sale al encuentro.
Un abrazo
Cacheche volador
PS: temazo para cerrar una gran semana. Super Pink Floyd. Learning to fly.
lunes, marzo 29, 2010
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