Agárrame a ese fantasma
Fin de semana de los completos. El sábado a primera hora la incineración de la madre de Jaime. Después a desayunar a ‘La madrileña’. Y luego a ver un rato a los Gigantes. Hoy han ganado 2 a 1. Al mediodía a Segovia. A comer, a hacer fotos y desconectar un poco de Madrid.
Un día espectacular. Cielo abierto con algunas nubes, Ideales para hacer fotos. De tapas por el centro, y para no fallar un cochinillo en ‘El Bernardino’. En algunos restaurantes confunden comer con cebar. Casi nunca me como todo lo que me ponen en el plato. Parece que pagas la comida al peso y salir reventado forma parte del juego. Yo no juego a eso. Pero el sábado si jugué. Me puse tibio. Venga de morcilla con piñones, venga de cochinillo, venga de vino y venga de tarta de ponche. De re-postre un copazo. El camarero es novio de una amiga de Sara ¿Quién es Sara? la segoviana que hace de anfitriona... “Os invito a una copa”. Ale un ron p’al cuerpo y a pasear por Segovia.
Algunas fotos salieron bonitas. Vi que mis amigos son famosos por todas partes. Y me encontré con Antonio, de Asesoría Legal. Este hombre aparte de ser un portento muy poco común (teleco, abogado y humilde) sabe vivir bien. Todo un connaisseur.
De vuelta a Madrid, Conchita y Rithms of El mundo en el coche. ¿Marcha? Vale, la copa tranquila, que aún tengo al pobre cochinillo correteando por mis entrañas. Unos mojitos en el Lolitas y a casa. Una peli en pijama y a ‘momir’: Persiana bajada, móviles apagados, dientes limpios, ‘pises’ hechos, “Jesusito de mi vida eres niño como yo...” y tal y tal y dormir. Y a soñar.
No sé que he soñado pero ha debido de ser bueno porque me he levantado con una sonrisa estúpida. Que no es lo mismo que levantarse con una estúpida sonriendo. Que no es el caso...
Buenos propósitos culturales. Al Prado a ver la exposición de Velázquez. Nada más desayunar, moto y para allá. Hay una cola como si Velázquez en persona te explicara la visita. Imposible. Pues vamos al Thyssen a ver a Modigliani.
- “¡Qué bien, aquí no ha cola!”
- Ya se han acabo las entradas para la zona de Modigliani, espeta una empleada tipo azafata con brackets a la que no se la entiende una mierda.
- ¿Se han acabado?
- Sí. Si quieren venir es mejor que las saquen con antelación o por Internet.
Alucino. Y luego dicen que si no hay cultura. Si dentro de poco va a haber reventas hasta para las galerías de arte. Con cara de circunstancias miro al techo esperando que haya un letrero que diga “venga tonto que era una broma”. Y ella me dice: “Es que es domingo”.
Claro, si te parece me paso el martes a las once. A ver a si entre la programación de la semana que viene y la comida me da tiempo. Pero qué pasa ¿que son visitas guiadas? 3 minutos por cuadro... "Por favor no comenten el final al salir que le chafan la visita a los siguientes".
No importa. Pues a pasear por ahí. Entramos en el Ateneo a echar un vistazo a los periódicos. Entrevista a Pujol que cita a Jacinto Verdaguer: “Soy hijo de Dios pero soy un gusano”. Otro de los míos. Le admiro. Sobre todo viendo lo que ha venido después.
El paseo sigue hasta Santa Ana. Tapas con litro y medio de agua. “El agua es buena para quitarse el resfriado”, dice Rose. Me estoy cogiendo un resfriado. O mejor dicho, lo estoy adoptando, porque llevo toda la semana con él... Sólo me falta ponerle nombre como si fuese mi hijo.
Siesta de TV en casa. Después a ejercer de tío bueno con los cafres de Miguel y Santi. Están atacados. Les dan ataques de risa ¿Habrán descubierto ya el pegamento? Cada vez empezamos antes en todo. Les dejo con el pijama puesto y me piro a ver el atlético contra el athletic (de Bilbao). El atléti lo fundaron unos estudiantes de Bilbao que vivían en Madrid. Se llamaba Atlético Aviación. Pero como rápidamente vieron que no volaba nada le cambiaron de nombre. Para el 2080 se llamará Atlético Poceros.
Según me acerco al estadio en la moto empiezo a ver como por el casco se asoman unas gotas. “No, hombre no”.
A veces pienso que hay una nube sobre el Calderón esperándome. Y a pesar de que en 5 minutos el atleti se pone por delante, cuando el partido se acaba el resultado es una nueva derrota. Y unos 14 litros por metro cuadrado. Yo me he llevado unos 12,3 litros de H20 solito. Viva Zaragoza y la expo.
He leído en el periódico que el 32% de los futboleros se pone triste si pierde su equipo. Yo no soy de esos, como mucho mimosín. Si me pusiera triste, tendría ya una depresión como para mantener a varias generaciones de psicólogos. Lo que sí que tengo es un abono para el resfriado. 6º celsius y las defensas bajas por la derrota, como el atleti. Resfriado seguro.
Me quedo media hora bajo la ducha. Al pijama. Leche calentita con miel. Me siento a escribir estas líneas de mi ombligo que soy yo. Y a dormir. Empieza una nueva semana. Estupenda semana ¿Por qué? Porque me lo parece a mi. Y si me lo parece ¿qué te apuestas a que lo es?
Un abrazo
Cacheche
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