viernes, febrero 01, 2008

Querido Barbero

Después de 4 meses sin pasar por el barbero, hoy por fin he ido. El tío cuando me ha visto no se lo creía. Ha puesto cara de “joer tío, pensaba que te habías mudado de barrio”. Hoy me ha dicho un colega que no me lo cortase que parecía Aznar y ha sido la refinitiva. Hoy no puedo fallar.

Ir a cortarse las lanas tiene su gracia. Te miras las revistas, comentas las jugadas, el dueño es muy majo y me cuenta su vida pero sin dar la chapa. Que lo que le dice su mujer, que si las pinturas, que la gente del barrio.

A base de hablar con la gente, ha desarrollado una capacidad muy poco frecuente de saber cuando tiene que hablar y cuando que escuchar. Y da gusto hablar con él. Llevo yendo al mismo desde que me vine a vivir donde vivo ahora. Hace ya casi dos años. Y es una especie de psicólogo.

Siempre he creído que la psicología es una ciencia muy interesante que la estudian muchos pero que la entienden pocos. Y no tiene por qué coincidir precisamente con los que la estudian.

Unos pocos taxistas, muchos camareros, algunos barberos y más gente que trata habitualmente con gente de todo género y condición, desarrollan una psicología callejera increíble.

Estoy por a proponer al colegio de psicólogos de Madrid que les de una pegatina a sus establecimiento de reconocimiento que rece “Aquí se conoce a la vasca”. Y una foto de Igartiburu para mosquear.

Subirse en un taxi y ponerse a llorar (y no por el atasco). A quién no le ha pasado. Llorar hablando o sencillamente llorar a secas. Llorar a secas... ja ja Vaya la forma más estúpida de llorar: ¿llorar a secas? Me da como título para una rancherita:

No entendí lo que hiciste
De ninguna manera
Y me pasé tres años
Llorando a secas

Me volviste la espalda
Me dejaste de lado
Yo no supe aceptarlo
Llorando a secas

Me líe con todas...
...las noches más golfas
Los tequilas me vieron
Llorando a secas

Llorando a secas...
Llorando a secas...
Me salen las pecas

Toy fatal.

Y no hablemos de los camareros. Sólo con los de España, han salvado más matrimonios, más amistades y más vidas que todo los psicólogos de américa juntos. Y no me refiero por darnos de beber en los momentos jodidos sino por saber interpretar una cara.

Entras en un bar diciendo “Madre que me pierdo, vaya mierda de vida”. Y el camarero sabe lo que te pasa en una fracción de segundo y cuando llega el momento, se para, apoya la mano en la barra, te mira a los ojos y te dice: “macho, lo que te ha pasado a ti no es nada. Antes ha estado aquí uno que tal y cual pascual...” Y tú te dices a ti mismo: “Es verdad. Tampoco es pa’ tanto. Eres un exagerado”. Y te acuerdas de la Solenri: “no dramatices tron”

Y entre los top ten de los psicólogos está mi barbero. Que el muy cachondo te cuenta las partidas de parchís con apuestas que se juega, las discusiones con su señora o que se va a quedar calvo. Y es que te partes.

Le pregunto: “tu padre ¿es calvo?” y dice “¿Calvo? Supercalvo ¡Y mi abuelo!”. Y ves que piensa que llevan más diez generaciones de calvetes, mientras se pasa la mano por la cabeza como diciéndole a su pelo: “con lo que hemos vivido juntos y me vas a dejar ingrato”. Cuando me empiece a machacar la alopecia, me acordaré de ese momento.

Lo mejor es cuando le pregunto: “¿Qué es menos malo para el pelo, la espuma o el agua de peinado?” Y el tío, sin dudarlo un segundo, me dice: “¿Te digo la verdad? No tengo ni puta idea”.

Qué crack. Ya queda poca gente así. En mi curre ni uno. Todos lo sabemos todo. Cuando entras no sabes, pero a los dos meses, es increíble... Parece que es una injusticia que no te hayan hecho superjefe, que no te hayan soltado un premio nobel y hayan hecho una estatua en la entrada. Madre mía qué tropa somos. Y cuanto más jefe peor.

Por eso, cuando me corto el pelo me siento en casa. Un tío sencillo, con su barbería nada pretenciosa. De las de toda la vida, de barrio. De los que cuando se hacen mayores se les puede llamar “De la Tijera” porque hacen lo que les gusta.

Querido Barbero: Te mereces un diploma de psicólogo de la vida. El título no adorna. No luce en ninguna pared. Luce en las vidas de mucha gente.

Un abrazo
Cacheche

No hay comentarios: