miércoles, febrero 13, 2008

El hijo de Harry el Sucio

“Hágase digno Ryan, hágase digno de todo cuanto se ha hecho por usted hoy”.
Capitán Miller

Hay películas que me entretienen, películas buenas y películas inolvidables. Imagino que igual que me pasa con las personas. “Salvar al soldado Ryan” es una de las inolvidables. Recuerdo que salí del cine tan alucinado que si me llegan a decir si daba más dinero por haberla visto, lo habría dado.

El ejército de Estados Unidos, se da cuenta, gracias a una administrativa sensible, de que una madre va a recibir 3 cartas de defunción de sus hijos. Los 3 han muerto en servicio durante la 2ª guerra mundial. Tiene un cuarto hijo, que está destinado en Europa, en un lugar sin precisar en la frontera entre Francia y Alemania. El ejército de Estados Unidos, a las órdenes del mismo Franklin Roosvelt, decide que hay que traer a casa al 4º hijo como sea. Y manda al capitán Miller con un pelotón a rescatarlo. Está basado en una historia real. Un sargento llamado Niland. Hay mucha gente que dice que es una farsa, que eso no pasa. Pero es cine, es creíble, y sobre todo, lo más importante, es el cine que me gusta.

Hay una parte en esa película, que es el momento clave, que es cuando una vez encontrado Ryan, una vez se ha enterado de la muerte de sus hermanos y una vez ha decidido quedarse a defender el puente, en medio de la masacre y el desorden de la batalla, el capitán Miller, a punto de morir le dice: “Hágase digno Ryan…”.

Esa idea, el ser una persona digna es lo que nos han dado los padres, las abuelas. La historia de nuestras vidas comprimida en una pregunta ¿Merecería la pena que 8 hombres fuesen a buscarme al centro del infierno para salvarme la vida?

He hecho cosas en la vida como para que no sólo no me fuesen a buscar sino que me llevaran. Sin embargo, de vez en cuando, parece que haces una buena obra y pones el contador a cero.

Ninguno tenemos el don de ver la vida sin nosotros como en “Qué bello es vivir”. Pero alguna vez lo he pensado. Qué sería del mundo si yo no hubiera existido. Y a veces me ocurre una cosa graciosa. Si le hago una putada a algún capullo pienso “su vida habría sido mejor sin mi”.

De momento, creo que el saldo es positivo. Creo que hago más cosas por las que me merezco que me vayan a buscar que porque me dejen ahí comiéndome los mocos. De hecho, hay veces que pienso que si le doy un corte a tiempo a uno de esos capullos de la vida, me gano muchos puntos para que me vengan a buscar.

Soy tan mala gente que si, por ejemplo, alguien me hace una pirula con el coche, por ejemplo, meterse justo delante de mi para acto seguido pegar un frenazo, miro si va sólo o acompañado. Si va sólo ni me molesto. Pero si va con alguien le pito lo mínimo para que se ponga en evidencia. Su mujer o novia piensa "en nuestro amor ¿a mi me harás lo mismo?". Le mira de reojo con desdén y reprobación. Yo sonrío. Pequeño acto justiciero.

Pero sólo de vez en cuando. Si lo hiciera todo el tiempo acabaría apareciendo en el estampado de la camiseta de algún soñador poco leído.

Me gusta ser un justiciero de andar por casa. Sólo un poco. Sin ser muy mala persona. Me hace sentirme digno de mi mismo. Como si Harry el sucio se hubiese casado con Teresa de Calcuta. Yo soy el hijo de Harry el sucio.

¿Qué es mi barco? mi tesoro, ¿qué es mi Dios? la Libertad… Mi barco también se llama ‘dignidad’.

Un abrazo
Cacheche

PS: Dignity… 1997

http://www.youtube.com/watch?v=-3ueYxrA-Zs&feature=related

1 comentario:

rodrigo dijo...

Lo mejor de Harry el Sucio era el actor que lo interpretaba: El gran Clint Eastwood. Pero que bueno es!