lunes, septiembre 15, 2008

Alineados

“El destino ayuda a quien lo acepta y arrastra a quienes se resisten”
Séneca

A veces las cosas parece que se ponen de acuerdo como por arte de magia para que pasen otras cosas.

La crisis, el interés por el orden, el reciclaje y el hecho de que los cajones del congelador no se cierren bien han puesto en marcha un interesante proyecto en mi vida: vaciar todo el congelador.

Mi congelador pertenece a una nevera de dos parte compuesta por una parte superior con nevera y una inferior con 4 cajones para diferentes alimentos.

En abril hice 2 años en mi casa y salvo pizzas, helados, hielos y vasos de chupito, todo lo demás que ha entrado ahí, ahí sigue.

La nevera estaba ya en la casa cuando la compré. Es una marca seria que no tiene fecha de caducidad y lo peor que le pasa es que por las noches hace algunos ruidos. Yo lo achaco a su edad y también a los elementos que tras meses en la nevera van tomando vida.

Me levanto por la noche a por un vaso de agua fría y la nevera está de verbena.

Tengo la ilusión de que las lechugas que metí en junio se han hecho íntimas del bacon de julio. Y que juntos bailan jotas con el queso philadephia y el bote de pepinillos recién llegados. Los huevos de solera observan el espectáculo desde el lateral de la puerta, en sus palcos de honor. Una zanahoria con un blanquecino abrigo mohoso, mira desde el gallinero y se retoza con el queso rallado de puro regusto.

Al oírme llegar se ponen en sus puestos de nuevo, aguantando la respiración. Cuando cierro y me vuelvo a la cama vuelven a bailar.

20 centímetros y 20 grados más abajo está la zona de “permanentes”. Además del frío, la división en 4 cajones totalmente opacos les mantiene muchos más aislados. Una sociedad muy triste.

El cajón número 2 no se cierra bien. Bueno, el 1, 3 y no se cierran bien. El 2 no se cierra. En julio hubo algún listo (yo) que se dejó la puerta abierta y el congelador cantó “escarcha came to me” a 4 voces.

Cajón 1: Patatas para freir, tarta sacher de la sirenita y cebolla partida de mercadona
Cajón 2: hielos, vasos de chupito
Cajón 3: Delicias de mar, una cosa que se llama “qué como hoy” ni me acuerdo de cómo llego ahí, pero el nombre está sembrado (parece arroz). Deberían ponerlo por fuera para que me acuerde de que hoy puede ser hoy. Y unas gambas peladas. Y algo más que no llego a saber qué es
Cajón 4, más hielos y dos barras de pan, fruto de los errores de cálculo

Esta semana tengo planeado:
Lunes: Delicias de mar con patatas fritas y pan reciclado. De postre tarta sacher
Martes: Huevos con patatas fritas y pan descongelado. De postre tarta sacher
Miércoles: Arroz “qué cómo hoy” y qué huevos tengo con patatas fritas y cebollita y picada con pan asqueroso. De postre tarta sacher
Jueves: Gambas al ajillo con hielos con pan de mierda ¡joder cómo lo odio! La tarta sacher, de postre, pero deconstruida en los vasos de chupito (y con los hielos que queden) (y con la cebolla y el resto de basurillas que queden en los cajones).
Viernes: Lavado de estómago en La Paz, Suero fisiológico y por la noche tortillita.

El sábado, saco todos los cajones y limpieza del congelador.

Cuando las estrellas están alineadas, el destino se encuentra contigo. En tu estómago.

Un abrazo
Cacheche

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