"A los amigos, el culo, a los enemigos, por el culo y a los indiferentes, la legislación vigente"
Dicho popular español, dicho por un hermano de moi
El domingo volvía a casa con la moto y en un semáforo reconocí a una compañera del curre que vive cerca de mi casa, cruzando el paso de cebra..
A las personas, las divido en tres grandes grupos: grupo 1, grupo 2 y grupo 3. A saber:
El grupo 1 está compuesto por la familia y los amigos
El grupo 2 está relleno por los aceptables
El grupo 3 lo habitan los inaceptables.
Al grupo 1 no sé negarle muchas cosas. Aunque voy aprendiendo, no os creáis (la reestructuración cognitiva tiene esas cosas).
El grupo 2 es el más amplio. Cuando aceptas a la humanidad, empiezas a aceptarte a ti mismo.
El grupo 3 es minúsculo. El tamaño y la calidad de los enemigos es una señal del poder de una nación. En el caso de las personas, debe de ser parecido. Pero para mi, la verdad, me reservo el tener este grupo reducidísimo y si es posible un poco 'descafeinado'.
('Descafeinarlo' significa no darle demasiada importancia. En vez de ser alguien odiado, espero que sea como mucho ignorado. Una persona del grupo 3 no debe ocuparme mucha atención. Y en eso estoy incumpliendo al escribir ésto. Aunque el objetivo es ser consciente yo mismo de mi propia petardez)
El caso es que allí estaba yo, al lado de mi casa, un domingo por la noche, delante de un semáforo y la vi cruzar: Un grupo 3 de primera división.
El casco me tapa tanto que ni yo mismo me reconocería. La tendencia natural por urbanidad es saludar. Nunca le he negado el saludo a nadie. Pero el domingo fui incapaz...
¿Por qué?
Porque de repente me acordé de la cantidad de putadas que ha hecho siempre esta tía. Esta es mala malísima (tipo falcon crest pero cutre) y se ha aprovechado de la gente hasta el punto de provocar depresiones.
Y entonces dije ¿por qué tengo que saludarla si lo único que se merece es que la atropelle?
No, no voy a tunear la moto con sangre de una hija de puta, pero tampoco la voy a saludar. A ella le importará un pimiento pero a mi no.
En todas las empresas hay gente así. Ultimamente coincide con tías que quieren demostrar que pueden ser tan duras como cualquier hombre y se pasan. El eje del mal, versión oficina.
No llevo tanto tiempo trabajando como para saber si esto siempre ha sido así o tiene que ver con el nuevo papel de la mujer en el trabajo. Simplemente, creo que se están invirtiendo DEMASIADO las tornas y que hay algunas que pasan de ser esclavas a ser tiranas. Mucho más cabronas que los tíos cabrones -que claro que también abundan...- Y parece que las empresas lo aceptan.
Como nadie las aguanta se acaban aislando y se vuelven aún más malas. Se forran y se colman de poder a partes iguales. Tanto como se amargan.
El problema no es sólo de las tías y de sus subordinados, sino también del resto de tías que se ven criticadas como jefas. No las están haciendo ningún favor. Me quedo pensando dónde acabaremos ...pero no veo un happy ending por ningún lado.
un abrazo
Cacheche
PS: El grupo 1 y el grupo 2 vencerán al lado oscuro. Incluso al que yo llevo dentro.
http://www.youtube.com/watch?v=ojpbOJjrGBQ
martes, septiembre 16, 2008
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