martes, junio 28, 2011

Sustos, reflexiones

Ayer me dieron los resultados de una biopsia.

Durante 10 minutos estuve preocupado por mi vida. En realidad, más que por mi vida, por su fin. Y casi más que por su fin, por mi familia, por los mios.

La reestructuración cognitiva no la tengo al 100%. Pensé "qué pena, pero si aún me queda mucho por hacer" y luego pensé "jo... y qué pena, Fátima, mis padres, mis hermanos, mis amigos..."

Durante esos diez minutos me di cuenta de lo importante que es aprovechar la vida. Y nunca la aprovechamos.

Hoy he comido con dos amigos y de postre nos hemos tomado un copazo (cada uno).

Sigo leyendo "Mortal y rosa". Me lo regaló David. Umbral me emociona. Escribe como a mí me gustaría escribir.

Me falta talento, cultura y, sobre todo, disciplina. Pero no ilusión.

Me acuerdo de un libro de Singer que mi padre le leyó a mi madre.

Me faltan muchas cosas pero no me falta ni salud ni dinero ni amor. Y entonces... ¿qué me falta?

(¿escribir bien?)

No me falta de ná. Y lo que me falta es que no sé lo que me falta.

un abrazo
Cacheche

jueves, junio 16, 2011

Harmónica

Hola

estoy por aquí. Un goteo desordenado. Me falta la constancia de otras veces. Me cuesta arrancar.

Es que no me paro a pensar.

Ultimamente pienso mucho en la moto, pero ahí es complicado escribir. Me da rabia tener abandonado el blog pero luego me cuesta ponerme. La abulía cabrona, you know.

Es por aquello que siempre he oído de hablar sin tener nada que contar es tontería. Pero bueno, ésto era mi terapia.

Hace un mes y pico fui a ver a un psiquiatra muy bueno. Una de mis hermanas quería que fuera porque pensaba que me vendría bien hablar con él. La verdad es que es una experiencia muy interesante.

Lo estuve pensando ¿Por qué si vamos al médico o al fisio, no vamos al psiquiatra?

Está claro que las enfermadades peores del mundo son las mentales. Pero todos pensamos que estamos estupendos. O nos da vergüenza ir.

Me tiré como una hora hablando y no me dijo que tuviera nada grave. Al menos, no me puso la camisa de fuerza, ni física ni mental.

Pero salí genial. Me di cuenta de que en el chequeo de la oficina deberían meter psiquiatría. Y en general, debería ser algo deseado por todo el mundo: un chequeo. Regalo de 18 años: una visita por boxes del cerebro. Y a los 30. A los 40...

Menos 'indignaos' y menos ecología y más preocuparse porque la gente tenga bien la cabeza. Eso lo primero.

Dicen que los psicólogos de los pobres son los camareros de bar. Vale. Pero es como decir que el portero de tu casa te puede arreglar el baño. Vas a acabar nadando.

Invierte en tu cabeza. Ahí te pasas la vida, machote.

El otro día vine al trabajo tocando la harmónica. Puede que tenga algún don. Pero la música no es. Sin embargo, en alguna vida fui músico. Lo noto ¿No lo notas?

Cacheche trovador

Precioso tema: Nuovo cinema paradiso. Qué peli.



Un abrazo desordenado
Cacheche


PS: Dato irrelevante: Peso 81 kg. Más que nunca en mi vida.

domingo, junio 05, 2011

Un dibujo para salvar a un hombre

"Nuestro futuro es nuestro enigma, la renta que vamos consumiendo. Pero se camina, necesariamente, hacia la claridad"
Francisco Umbral, Mortal y Rosa

Me cuesta empezar a retomar mi vida de blog.

Esta pasada semana ha estado en Madrid Tuto. Es un amigo de toda la vida que ahora vive en California. Dibuja de coña (de casta le viene...) Cuando éramos pequeños me hizo un dibujo de cómo me veía él de mayor.

Era un retrato de un hombre con la cara delgada, casi escuchimizada, maleada por el paso de los años y las juergas. Un tipo que uno se podría encontrar en un bar contando batallitas siempre con su caña en la mano. Un hombre que no se podría mirar al espejo sin ver un fantasma.

Aquel dibujo se perdió. Pero mi memoria fotográfica lo ha tenido siempre presente.

Es la imagen de lo que no quiero ser. Y tiene mucho más poder que todas las charlas, las cartas, las broncas o las reflexiones que me haya(n) hecho.

Será por eso que dicen que una imagen vale más que mil palabras.

El jueves me despedí de Tuto hasta la próxima vez. Al volver a casa me puse a pensar en aquel dibujo. En cómo me ha servido de icono para prevenir lo que no quiero ser.

Ahora pienso en cómo será mi dibujo cuando tenga 60.

Y me animo a seguir dibujando al Cacheche que quiero que sea. Y con quiero estar.

Eso me hace sentirme fuerte y optimista. Me pone en la tierra y me empuja a la claridad.

Y eso es bueno.

un abrazo
Cacheche