lunes, mayo 21, 2012

Simplemente queribles. Gracias

Ha ocurrido.

Después de muchos años, después de muchos meses... por fin soy padre.

Ocurrió el pasado día 10. Dos niñas de dos kilos y medio cada una llegaron a mi vida. Pequeñas, indefensas, envueltas entre ropas de hospital, aparecieron por un pasillo empujadas por una enfermera.

Me quedé quieto. Paralizado. Me asomé a una pequeña cuna de metracrilato con ruedas y ahí estaban. Se miraban la una a la otra y me di cuenta de que la magia existe. Duró un instante, pero cambió mi vida. Me planté delante de ellas, las miré de cerca y pensé que era un milagro.

A partir de entonces, aún me pregunto cómo tengo tanta suerte. Dos niñas riquísimas y -por ahora- buenísimas. Una se parece a la madre y la otra a mi. Y las dos son irrevocablemente queribles.

Su madre, ya tranquila superado por fin el pánico a la cesárea, se fue tranquila a la reanimación. Yo me quedé con ellas.

Desde hace menos de dos años, en "La Paz", ponen en práctica una técnica llamada "piel con piel" para que los nacidos por cesárea se sientan arropados. Dicen que influye positivamente en ellos porque despiertan el amor por los demás, en general, y por su padre en particular. Para lo que seguro que sirve es para que el padre aprenda a manejerase con ellas y, sobre todo, a despertar todos sus amores.

En diez horas, maduré 10 años.

Dar una jeringuilla llena de leche, como todo sustento de dos criaturas, cambiar pañales, quitar los gases... Todas esas cosas que tenía tan lejanas, se hicieron presentes de inmediato.

Hace un rato mientras las bañaba y no dejaban de llorar, me reía pensando en todo lo que me queda por vivir. Lo imposible que es no quererlas. Cuidarlas. Adorarlas.

Ahora, por primera vez, soy responsable totalmente de la vida de alguien. Y me siento un hombre nuevo.

Las cosas buenas llegan. Y hay que dar gracias. Muchas veces.

Y es duro. También es duro. No puedo evitar sentirme un poco mal porque hay gente a la que quiero mucho a la que les está costando. Rezo porque les llegue a ellos este milagro.

Un abrazo
Cacheche, padre, que no Padre Cacheche.
(con una canción dedicada para sus dos cachechitas pequeñas y para su madre)