Ayer llegué a casa y lo conseguí: no encendí la tele. Me puse un oporto y empecé un artículo sobre la ley de la atracción.
Hace un par de años, una amiga me lo pasó y lo leí, pero sin demasiada atención. Lo encontré en una revista y pensé que no era una casualidad. Me estaba esperando.
Había quedado a las nueve en Gran Vía para ver un monólogo con los almagreños. Mientras iba para allá en la moto iba pensando en las cosas que yo atraigo. Lo que busco.
En el artículo decían que la ley de la atracción se fundamenta en cuatro etapas. Leí solamente las dos primeras: eliminar los malos rollos que llevamos dentro sobre nosotros mismos (la culpa, los “si hubiera” y esas cosas) y aumentar la sensibilidad (subir las vibraciones, creo que decía).
Leía muy despacio. Pensando en cada párrafo cosas que me habían pasado relacionadas.
¿Me quito las basurillas? Si he metido la pata en mi vida, ya está hecho. Qué le voy a hacer. Simplemente aprender. Pedir perdón a la gente que he podido hacer daño (eso me ayuda a barrer impurezas). Y mirar hacia adelante.
Y aceptar las consecuencias… Madurar era eso ¿no?
Una de las cosas que me llamó la atención del texto es que no hay que preocuparse por estar mal. Es un sentimiento que debe estar ahí. Que no lo alimentemos, pero que tampoco lo obviemos. Y, sobre todo, que dejemos una rendija para la esperanza. Como la ventilación del cuarto de la caldera. Está oscuro pero entra algo de luz.
Además de estar blandito, quiero aprovechar para hacerme un chequeo de lo que me pasa (ya me han recomendado dos veces ya un libro que se llama “El caballero de la armadura oxidada”. Me lo tendré que leer porque me lo ha recomendado gente que me quiere…).
Llegué a "La Chocita del Loro", me senté y me pedí un vino. Siempre que me la pego tengo gente que me cuida y me saca. Juanjo debe de estar hasta los huevos de mí, pero disimula genial. A San Peter y Santa Sol los tengo ahí también. Y a Neckman. Y más. Tengo un equipazo de SOS increíble.
Me reí muchísimo. Juan Solo, el cómico, pidió una canción para que cantáramos todos y dije ‘La abeja maya’. Se descojonó bastante de mi. Él y toda la sala. Pero consiguió que me riese y ‘atrajese’ más risas.
Luego mojitos en Cuba y a casa. Una charla de dos horas con una amiga. Y una sonrisa sideral.
Esta mañana me he vuelto a levantar un poco moñas. Pero he vuelto a bailar. Y a dar GRACIAS por las cosas buenas de mi vida. Menos lágrimas, más risas y mucha mucha atracción.
Poco a poco. Ains.
Un abrazo
Cacheche
PS: Smile, if your heart is aching. Michael Jackson. Bonita canción. Insipira. Como Charlot. Risas. Que nos queden las risas. Siempre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario