lunes, agosto 03, 2009

Colombiano por transferencia

" Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo".
Gabriel García Márquez, comienzo de "Cien años de Soledad"

RAE:
Transferencia:(Del lat. transferens, -entis, part. act. de transferre, transferir).
1. f. Acción y efecto de transferir.
2. f. Com. Operación por la que se transfiere una cantidad de dinero de una cuenta bancaria a otra.
3. f. Med. Evocación en toda relación humana, y con más intensidad en la psicoterapia, de los afectos y emociones de la infancia.
4. f. Psicol. En el psicoanálisis, ideas o sentimientos derivados de una situación anterior, que el paciente proyecta sobre su analista durante el tratamiento, del que es parte esencial.


Desde mi nacimiento hasta el primer año (supongo), tomaba sobre todo leche materna y papillas. Después papillas y purés (de verduras, seguro) y agua. El agua presidió mi vida hasta los quince o así. Fecha en que tomé, un verano en Jávea, mi primer tequila.

Un par de años después tomaba whisky y después, rápidamente me pasé al ron. Primero bacardi. Luego havana 7 y finalmente Matusalem.

Cuando tenía veintitantos imaginaba cuánto llenaría de la piscina con las copas que me había tomado. Ahora que estoy cerca de los cuarenta, lo que pienso es en el número de piscinas...

Ayer un periodista recordaba que Hemingway era un fan sin igual del gin tonic. Y me acordé de que muchos de los grandes escritores de la historia han tenido debilidad por el alcohol. Cuando no por otras drogas más fuertes o, mejor dicho, menos aprobadas socialmente.

La cuestión es si esa devoción por perder la cabeza es lo único que nos une. Porque lo que está claro que para escribir decentemente no se puede decir que me quede, sino que nunca sabremos si llegaré a escribir.

De momento, el efecto de tanto ron en mis venas ha hecho que mi cuerpo de castellano viejo pero con influencias de grandes regiones de la piel de toro (también llamado mil leches), se vaya convirtiendo en un cuerpo digno de ser de Medellín, de Pereira, de Cartagena o del mismísimo Bogotá. Y más que mi cuerpo, mi alma.

Si no fuera cubano, sería colombiano.

El viernes hay fiesta de mojitos en mi casa para celebrar el fin de curso. Este verano esta siendo potente. Promete.

Como siga así acabaré agarrando ese dulce acento y esa forma de mover las caderas al bailar. El posible golferío o la vida salsera ya se me ha transferido.

Por fin soy paisano de Gabriel García Márquez. Cuando lea otro libro suyo este verano me sentiré tan de Macondo como los Buendía.

Un abrazo
Cacheche

PS: Notas culinarias: el viernes hice la peor tortilla española de mi vida. Y el sábado el mejor arroz a banda.

PS2: Música que le cantó una vez un verano a un cacheche. Amores eternos.

http://www.youtube.com/watch?v=x5ak_CnqHi8

1 comentario:

Anónimo dijo...

He llegado hasta aquí, ignoro cómo.
He leído un par de cosas, no me gusta el cotilleo de la vida diaria de nadie, pero en cierto modo me he sentido identificada en algunas cosas que dices; y por la música, la edad, la estima -creo- por la vida, aunque yo prácticamente sólo bebo vino.

Quería saludarte, sin más, cosas de la Red.