“Y cuanto más se apartaba al presente, más minúsculas y dudosas eran las alegrías. Esto empezaba en la Escuela de Jurisprudencia. Allá había algo realmente bueno: había alegría, había amistad, había esperanzas. Pero con los cursos superiores los momentos buenos eran cada vez más escasos. Luego, durante los años de su primer cargo con el gobernador, volvían a aparecer momentos buenos: eran los recuerdos de amor a la mujer. Más tarde, todo eso se confundía y lo bueno se hacía cada vez más escaso. Y conforme avanzaba, lo bueno disminuía, disminuía”.
Leon Tolstoi, “La muerte de Ivan Ilich”
Anoche aparté un rato a un ruso y lo cambié por otro. Había oído que “La muerte de Ivan Ilich” era algo que debería leer y como me traje un arsenal de libros a Francia, me lo leí.
Me gustó mucho, no tanto por la parte que habla de la burguesía rusa del XIX, sino por el análisis psicológico de un hombre, que viéndose en los últimos días de su vida, analiza lo que realmente le gusta, se enfrenta a la muerte, a la verdad y a la vida.
Y de su vida, lo que le queda, tal y como queda en el texto son los momentos más cercanos a la infancia. No por la ingenuidad sino por la existencia de Esperanzas. De verdad.
Otras veces he escrito sobre los niveles 1, 2 y 3 de nuestras vidas. 1: lo inmediato; 2, lo sensato a medio, diríamos lo correcto, 3: lo estratégico.
Yo soy, he sido y seré un nivel 1 de primera. El día que tenga niños, a lo mejor cambio. Pero hasta que venga ese día…
Lo que relata Tolstoi, que por cierto, he notado que es el estilo que usa mi hermano del alma (David ¡te pareces a Tolstoi!), es que el estilo comme il faut, que marca la vida de Ivan Illich, es lo que denuncia como lo que le ha ido quitando su verdadera felicidad. La que añora en el lecho del dolor.
Un pastor de un pueblo de Francia, perdido en mitad del Languedoc puede ser mil veces más feliz y más completo que el financiero más exitoso de Wall Street, o que el premio Nobel de economía del año 2037 (yo mismo). Y lo es en la medida que conserva su “niño”. Su esperanza. Hace meses puse una cita de Concepción Arenal que decía algo como que el hombre es de hombre lo que conserva de niño. Pues eso.
El nivel 3 mata al niño. Hay que saber ser niño (y también ser hombre ¿eh? No seamos chuflas siempre). Pero lo de “madurar” de cara a la galería… Malo.
Hay que evitar ser un fundido a gris y llegar a ser un hombre a la vez. Cada uno tendrá su método. Yo busco el mío.
Un abrazo
Cacheche
PS: Hoy me permito poner dos canciones. un 2x1, dedicado a Juanjo ;-). Una (más) de Silvio. Y una de Visage, de 1982: Fade to grey.
Pls escúchalas enteras. Sobre todo la de Silvio.
Fábula de tres hermanos
Fade to grey
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2 comentarios:
Mis condolencias por el inicio de liga de tu atleti. Ahora solo cabe mejorar.
Gracias :-)
no te preocupes... Ya cantamos la canción: "le das la vuelta al Marca, Atleti campeón..."
El atleti es capaz de ganar la champions y bajar a segunda el mismo año.
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